03 septiembre 2014

Fabra quiere ser indultado

Carlos Fabra acudirá hoy a la Audiencia Provincial de Castellón para que la Justicia le comunique su ingreso en prisión. El factótum castellonense cumplirá así con la obligación que le impone la condena en firme por cuatro delitos fiscales contra la Hacienda Pública. Tal vez su ingreso en la cárcel se demore un tiempo hasta que el Gobierno decida si le concede o no el indulto que Fabra ha pedido alegando su conducta intachable, su arraigo social y el daño que el cumplimiento de la condena generaría a su familia. Está en su derecho, el otrora todopoderoso jefe derechista, de pedir clemencia a su amigo Rajoy. Lo está porque así lo contempla nuestra legislación, esa que él convirtió en mera coartada para sus trapicheos privados. Y lo está también, justo es reconocerlo, porque no debe entrar en su razón que quienes le han acompañado, jadeado y alabado durante tantos años en sus correrías ahora lo abandonen en momento tan adverso. Al fin y al cabo para él, y para muchos de los suyos, los derechos son favores que se dan o se quitan en función del interés de uno. Veremos qué hace Rajoy con su ciudadano ejemplar. Me da que no va a hacer nada y lo dejará caer con estrépito en prisión. Y no sé si los guardianes de la fe fabrista volverán a montar sus mesas petitorias por las calles de Castellón clamando favor para su fetiche. Todo muy berlanguiano. En cualquier caso, por mucho que sus herederos políticos hagan lo indecible por disimularlo, el poder del caciquismo popularista en esta tierra vive su momento más amargo. La Justicia ha actuado, con todas las objeciones que se quiera, pero lo ha hecho. Y ahora es responsabilidad exclusiva de la ciudadanía que esa amargura acabe con décadas, muchas, de arbitrariedad, ventajismo, corrupción e indecencia política en Castellón.


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