Hace 41 años, en el Santiago ensangrentado por la avaricia, la deslealtad, el odio de la derecha armada y sublevada contra la democracia chilena, era asesinado con 44 balazos Victor Jara. Cinco días después del golpe militar encabezado por Pinochet. Víctor cayó como miles más de sus compatriotas, torturado y humillado en el estadio de la capital (hoy estadio Vïctor Jara) convertido en sarcófago de sueños de libertad y dignidad. No fue Manuel quien no volvió, fue él; no fue Amanda la que desesperó, fue Joan. Las botas y los espadones quisieron aniquilar allí la voz y la guitarra, como aquí hicieron con Lorca y con tantos otros. No contaban los criminales con que A desalambrar, Te recuerdo Amanda, Puerto Montt o La plegaria por un labrador y el recuerdo del compromiso de Jara con la cultura y la libertad sobrevivirían a su barbarie. Hoy los asesinos están siendo juzgados y la ley de autoamnistia del pinochetismo revisada. No olvidemos nunca que antes que nosotros y nosotras muchos, muchos más lucharon y murieron buscando y defendiendo la libertad y la igualdad. No olvidemos, nunca, que la democracia no está, se hace; que nadie la trae, son generaciones la que la construyen. Con avances y con retrocesos. El recuerdo de Víctor Jara es el antídoto contra la soberbia y la displicencia adanista.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
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