#FabraIncapaz #DebatCV Hace apenas unos meses Alberto Fabra se alineaba públicamente con Gallardón en la defensa de su proyecto de prohibición del aborto. Hacía frente así a otros gerifaltes derechistas que cuestionaban la idoneidad de la apuesta liberticida encargada por Rajoy a su ministro estrella. Gusta el gaviota alfa valenciano de abrazar esperpentos. Ahora la estrella se ha estrellado y Fabra sigue abrazándose a las farolas que franquean su particular camino de perdición. Ayer en el debate sobre el estado de la Comunitat hizo alarde de su falta de sentido de la realidad y, lo que es peor, de ausencia total de sentido del ridículo. Podría haber aprovechado su último gran debate parlamentario para dibujar con sus labios la palabra perdón, para decir a las valencianas y los valencianos que lamentaba profundamente lo ocurrido aquí los 20 últimos años y que asumía humildemente la responsabilidad del hundimiento. Pero no. Eso exigía de dignidad política y de gallardía democrática, virtudes que no adornan precisamente el currículo del president. Se lanzó a prometer hacer aquello que justamente no ha hecho, ni él ni sus predecesores, durante lustros. Se comprometió en sacar miles de millones de euros de su chistera, como si no supiéramos que de ella no salen más que deudas, fraudes y engaños. Y se aplicó en pretender trasladar a la oposición la responsabilidad de la ruina que asola nuestro país. Hasta el presidente de los empresarios se preguntaba ayer dónde pensaba Fabra encontrar el dinero para pagar sus ensoñaciones. No da más. De tanto abrazar esperpentos se ha convertido él mismo en uno de ellos. Nada de cuanto dice o hace tiene ya valor, ni siquiera para los suyos. Dicen que en el Palau de la Generalitat el hedor de la putrefacción es ya irrespirable.
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