Este fin de semana los alcaldes y alcaldesas socialistas de Castellón se han encerrado en la delegación provincial del Gobierno valenciano para exigir al Consell el pago de los más de 200 millones de euros que debe a los 135 consistorios castellonenses. Un acto de dignidad democrática, de lealtad para con sus vecinos, de compromiso con sus pueblos. Una deuda que, en muchos casos, arrastra la Generalitat desde los tiempos de la abundancia y que estrangula el presente y el futuro de la mayor parte de nuestros municipios. Representaban los ediles socialistas a otros muchos que, también desde las filas de los Fabra, callan en público lo que claman en privado por temor a las represalias políticas. Dicen los jefes de la derecha que es un acto populista, violento han llegado a calificarlo. ¿Mayor violencia institucional que el incumplimiento sistemático de las obligaciones de la Generalitat para con los ayuntamientos? Porque esa deuda es una deuda con la gente, con el pueblo. Una deuda con la sociedad, con todos, que arruina la capacidad de nuestros municipios para generar oportunidades de futuro y garantizar protección a los más vulnerables. Han sido años y años de compromisos incumplidos, de inversiones insatisfechas, de abandono de los ayuntamientos por parte del Consell. Ahora dicen que la caja está vacía y piden confianza. Es la misma caja en la que tantos buscaron y encontraron sus sobresueldos. Salud a los alcaldes y alcaldesas del pueblo, salud a la decencia y a la dignidad democráticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario